La calidad del sueño y la salud mental de los adolescentes en riesgo por el uso nocturno de los teléfonos

POR María José Mompeán REVISADO POR DRA. SHARON BLACK

El uso nocturno del teléfono móvil por parte de los adolescentes daña el sueño y potencialmente su salud mental, dicen los investigadores que aconsejan “límites físicos” sobre el uso de tales dispositivos en sus habitaciones.

Un estudio longitudinal de 1001 estudiantes de secundaria australianos de entre 13 y 16 años encontró que la mala calidad del sueño asociada con mensajes de texto o llamadas nocturnas está asociada con un deterioro de la salud mental, como el estado de ánimo depresivo y una disminución en la autoestima y en la capacidad de afrontar una situación adversa.

Según la investigadora principal, Lynette Vernon de la Universidad de Murdoch (Perth), sus resultados evidencian la necesidad de establecer toques de queda a los adolescentes sobre el uso de estos dispositivos en sus habitaciones. Además, afirmó que aquellos que suelen usar sus móviles como alarmas deben reemplazarlos por relojes para mantener estos “límites fijos”.

Los investigadores examinaron el uso del teléfono móvil de los adolescentes y sus consecuencias en el bienestar durante los cuatro años de la escuela secundaria (desde el 2010 al 2013). También encontraron que el acceso, cada vez más libre, les provocaba un aumento de inadaptación psicosocial.

Vernon dijo que los móviles se han arraigado profundamente en la vida de los jóvenes, y que muchos de ellos no restringen su uso. Remarcó que las investigaciones internacionales han descubierto que alrededor del 80% de los jóvenes tienen acceso a un teléfono móvil.

La antigua profesora de secundaria dijo que había notado que sus alumnos llegaban a las clases cansados. “Me di cuenta de que estaba afectando a su rendimiento – eso fue hace unos años, también”.

Aunque la relación entre el uso del teléfono a altas horas de la noche y el sueño, y entre el sueño y el bienestar, ya se había demostrado anteriormente, este era el primer estudio en evaluar los tres factores juntos, dijo.

“Es importante que esta investigación se transmita a los padres, madres y profesores, ya que probablemente no han experimentado del mismo modo lo que los niños están haciendo”.

“Si notas que tu hijo o tu hija se muestra más malhumorado y no se adapta a la escuela, aunque a menudo se lo atribuyas a la adolescencia, puede que sea simplemente el no dormir por la noche”.

El estudio especificaba enviar y recibir mensajes y/o llamadas telefónicas, pero no distinguía entre teléfonos móviles y smartphones o redes sociales.

Los estudiantes de 1º ESO que reportaron mayores niveles de uso nocturno de los teléfonos móviles, también registraron niveles más altos de estado de ánimo depresivo y de comportamiento de externalización y una autoestima más baja cuando se les hizo una encuesta un año más tarde.

Pocos adolescentes indicaron que nunca usaban el teléfono después de apagar las luces, y de media, los hábitos saludables de los adolescentes más jóvenes se volvieron más problemáticos a menudo que avanzaban en la escuela secundaria.

Las consecuencias de no afrontar las situaciones adversas – tales como la autoestima más baja, sentirse malhumorado, externalizar el comportamiento y la autorregulación reducida, comportamientos agresivos y delincuentes – los niveles aumentan a medida que se incrementan los problemas de sueño.

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Los adolescentes que reconocieron “enviar mensajes constantemente por la noche” dijeron cuando se les entrevistó un año más tarde que el problema había empeorado. “Se está intensificando – están muy enganchados…Algunos niños se quedan despiertos hasta las 3 de la mañana”.

El estudio llamado: Los Teléfonos Móviles en la Habitación: Trayectorias de los Hábitos de Sueño y el Desarrollo Psicosocial Posterior de los Adolescentes, se publicó en la Society for Research in Child Development, una asociación profesional para la psicología del desarrollo infantil.

Según Vernon, los adolescentes necesitan entre ocho y diez horas de sueño para lograr un desarrollo saludable.

Los teléfonos alteran el sueño de dos maneras. Por un lado, la luz brillante de las pantallas altera el ritmo circadiano natural del sueño. Y por otro lado, los mensajes recibidos antes de dormir provoca que “la excitación cognitiva y emocional” alcance su máximo, dijo Vernon.

Según Vernon, la educación es la mejor prevención, y es más efectiva si se empieza antes de que los niños tengan su primer móvil. “Como madre de hijos adolescentes, creo que se tiene que negociar, y además, negociar pronto”.

Los padres también podrían dar un buen ejemplo enseñándoles buenos hábitos en relación al uso del teléfono. “Cuando tienen entre 7 y 10 años, tienes que ser un modelo a seguir –pon tu móvil en un cesta por la noche, no te lo entres a tu habitación, esto hace que se normalice en casa y que tu trabajo sea mucho más fácil”.