El grupo poético del 50 a través de Gil de Biedma y Ángel González

POR Sara Cartas

El grupo poético del 50 reúne a un grupo de poetas de quienes podríamos decir que su característica principal es haber sido «los niños y jóvenes de la guerra» y entrar en la adultez en pleno franquismo. Este conjunto de poetas también ha recibido los nombres de «generación del 50» y «segunda generación de postguerra», pero «grupo poético del 50» ha sido el nombre con el que más eco se hicieron, a pesar de que muchos críticos se hayan posicionado en contra de esta denominación a posteriori. Esto es debido principalmente a que no todos se sirvieron de las mismas características estilísticas ni abordaron los temas de la misma manera. Sin embargo, además de lo mencionado anteriormente, un elemento que les une como grupo poético es, sin lugar a duda, su heterogeneidad.

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Existieron dos círculos principales de autores, el catalán y el madrileño, aunque también hubo grandísimos poetas en zonas del país donde no se logró la imbricación de unos con otros, quedando zonas de aislamiento en el mapa generacional, como ocurrió con Andalucía, las ciudades norteafricanas, Castilla y León, Aragón, Valencia… Los nombres que más suenan al hablar del grupo del 50 son Jaime Gil de Biedma, Carlos Barral, José Agustín Goytisolo, Ángel González, Alfonso Costafreda, José Ángel Valente, José Manuel Caballero Bonald, de una larga lista de nombres, incluyendo a mujeres como María Victoria Atencia a quienes se les ha ido prestando menos atención con el paso del tiempo. Hubo poetisas que comenzaron con libros deslumbrantes y después desaparecieron, abandonando la carrera literaria. Esto se debió a que las mujeres estaban condicionadas sociológicamente a atender a su familia, por lo que no se podían dedicar a la literatura más que al principio y como una afición.

Las influencias literarias de algunos de los poetas del círculo catalán (Gil de Biedma, Barral y Goytisolo) vinieron dadas por Gabriel Ferrater, que les introdujo en la literatura inglesa. Además, los autores de este grupo compartían los temas de su infancia durante la guerra, la experiencia erótica o el hecho de ser poetas eminentemente urbanos, tono narrativo, preferencia de la distancia irónica frente a la efusión lírica. En su poesía también se pueden observar influencias de El mal poema de Manuel Machado, aunque un evento que posteriormente cohesionó a los autores catalanes y madrileños fue el evento organizado en Collioure por el 20 aniversario de la muerte de Antonio Machado. Allí, autores como Gil de Biedma, Ángel González, Barral, Caballero Bonald, etc., se hicieron una foto de familia que supondría la cohesión de un grupo de escritores que empezaría a mezclarse tanto personal como literariamente. En lo personal, los dos focos de poesía empezaron a crear lazos de amistad entre ellos, pero, también, crearon y participaron en una colección de poesía juntos. La Colección Colliure juntó a todos los poetas mencionados anteriormente, entre otros, en una operación promocional con el objetivo de presentarse como «grupo». Además, se realizaron lecturas de poemas en Madrid, dentro de los jueves literarios del Ateneo, que sirvieron para acercar a los poetas catalanes a la capital.

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A pesar de que son un grupo de poetas caracterizados por su heterogeneidad, podemos encontrar cierto parecido en su poesía. La principal semejanza se encuentra en que escribieron poesía social/civil. El propio Ángel González dijo en el congreso “El grupo poético del 50, 50 años después” que «por razones de procedencia, de coincidencia o de afinidad en una temática y en ciertas preocupaciones, éramos conscientes entonces del parentesco que nos aproximaba a la poesía social de la generación anterior […]. También éramos conscientes de todo lo que nos separaba de ella». Por ello, desarrollaron una poesía social en los años 50 que, a diferencia de la Generación del 27, acabó desarrollándose en una poesía más “civil” que social, ya que elevaron la reflexión sobre la situación por encima de la proclama ideológica.

Asimismo, existe una dependencia de las experiencias individuales, por lo que muchas veces también se habla de su “poesía de la experiencia”. Esto es lo que hace que la entonación varíe tanto de unos poetas a otros, y se puede observar en los tres ejes temáticos principales: la Guerra Civil, el amor y la ciudad. Las diferencias en cuanto al tratamiento de estos temas se pueden observar con Jaime Gil de Biedma y Ángel González, que, aun siendo amigos muy cercanos, sus condiciones materiales dispares les hicieron ver la vida de maneras muy distintas.

Respecto a la Guerra Civil, no escribieron sobre ello de la misma manera porque sus vivencias fueron muy diferentes. Algunos de esos niños estaban ganando la guerra y otros la estaban perdiendo. Algunos evocaron los años de guerra como años de infancia feliz con una imagen idílica del conflicto que más tarde se reconocería como un falso mito, como Biedma en “Intento formular mi experiencia de la guerra”. Otros, sin embargo, tienen un recuerdo de la guerra como suma de escenas aparentemente desconectadas, como Ángel González en “Ciudad cero”. Si eso es lo que les diferencia dentro del mismo tema, la vivencia de la posguerra con una actitud política muy similar es lo que les unió: la oposición a la dictadura y la lucha clandestina cohesionó a este grupo de poetas.

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El amor, quizá dentro de la lucha clandestina, en ocasiones puede presentarse con una gran capacidad transgresora, debido a que el poeta está manifestando una intimidad que se rebela contra las convenciones impuestas. En algunos autores como en Gil de Biedma, se produce una transgresión mediante la cruda crónica sentimental, con un tono de autoconfesión, de cuyos poemas no pasa desapercibida la carnalidad, sobre todo cuando trata el amor homoerótico, aunque este siempre de manera insinuada. Sin embargo, en otros como Ángel González en “Inventario de lugares propicios al amor”, apunta Prieto de Paula en su antología Poetas españoles de los cincuenta, se presenta como “un oasis invadido por el entorno hostil, con una crítica contra la sociedad represora”.

Por último, la ciudad ligada al paso del tiempo es otros de los temas más utilizados. Es para algunos de los autores del grupo poético del 50 un espacio privilegiado que supone una civilización actualizada, en sustitución a una cultura primitiva. Es un aspecto en el que tanto los que perdían la guerra como los que la ganaban coinciden: Gil de Biedma narra sus experiencias con cierta nostalgia, mezclándolo con sus relaciones amorosas y cómo se escurre el tiempo entre los dedos, al igual que Ángel González mezcla su experiencia individual, tanto amorosa como bélica, con su característico uso de la ironía.