Selección antinatural

POR Elisa Pigino REVISADA POR Amparo Navarro

Los cineastas Joe Egender y Leeor Kaufman hablan de su serie revelación formada por cuatro capítulos sobre los avances principales en la genética.

“Hoy, estamos aprendiendo la lengua en la que Dios creó la vida”, afirmó el entonces presidente Bill Clinton junto al primer ministro británico, Tony Blair, una vez entró en escena el genoma humano diseccionando la ciencia compleja del ser biológico en secuencias de códigos A, C, G y T en un estilo muy semejante al del código informático. Sin embargo, casi 20 años después, la ciencia ha superado lo que una vez fue una hazaña inimaginable gracias al descubrimiento de una tecnología que puede alterar este código genético. Este espíritu innovador de la época es el tema principal de la nueva serie de Netflix, Selección Antinatural, realizada por los cineastas Jeo Egender y Leeor Kaufman que explora las diversas formas que puede adoptar la ingeniería genética e incluso las implicaciones sociales y ambientales relacionadas con su investigación y su uso.

La docuserie ha podido adentrarse en el campo emergente de la ingeniería genética gracias al proyecto sobre el genoma humano mencionado con anterioridad y al descubrimiento de las repeticiones palindrómicas cortas agrupadas y regularmente interespaciadas o CRISPR. El gen, descubierto en cooperación con la Dra. Jennifer Doudna, sirve un poco como “un bisturí molecular”, afirma ella, pues consiste básicamente la extracción y la sustitución del material genético en la cadena de ADN. La tecnología permite modificar la genética confiriéndole al gen un potencial biológico casi ilimitado, o como lo expresó Juan Izpuisua Belmonte, profesor de biología del desarrollo del Instituto Salk: “… reescribiendo el libro de la vida.”

Puede sonar a ciencia ficción pero, como descubrió el cineasta Joe Egender, el futuro, de hecho, es el ahora. “Vengo del mundo de la ficción y de hecho estaba haciendo algunas búsquedas para crear un guion de ciencia ficción”, explica Egender a The Guardian. Investigando, encontró un artículo acerca de los CRISPR y se quedó estupefacto con esa ciencia: “No podía creer que fuésemos capaces de modificar realmente la esencia de la vida, el ADN.” Luego, en una conversación cenando, habló con Leeor Kaufman quién le convenció de que podrían crear un buen documental con ese material, sí y solo sí, había avances. Encontraron un mundo nuevo repleto de información que les permitía expresar su opinión sobre la tecnología de vanguardia. “Una nueva revolución acaba de empezar y, afortunadamente, estamos haciendo avances justo cuando estos pioneros estaban a punto de ponerse en marcha”, confesó Egender. “El momento en el que empezamos a hablar con diferentes personas, entendimos como la edición genética podría afectar a muchas cosas diferentes, ya sea a la medicina, al medioambiente o, sin lugar a dudas, a la modificación de animales, plantas y humanos”, añadió Kaufman.

Para Egender y Kaufman la serie debía narrar la historia más vasta e intricada de la ingeniería genética. Una historia cargada de riesgos, beneficios, consecuencias, emociones, sentimientos y futuro, con el fin de aclarar el tema y promover la discusión sobre esta tecnología. “Nosotros no estamos hablando solamente de ciencia, sino que estos son hechos que están ocurriendo y las historias son actuales y muy complejas”, afirmó Kaufman.

Por ejemplo, mucha gente confía en los tratamientos de terapia genética para cambiar y salvar vidas. Sin embargo, la serie muestra que estos tratamientos son muy costosos y algunos fármacos emergentes cuestan más de $500 000 y a menudo los pacientes están a merced de nuevas empresas de terapía genética que optan por sopesar el “significado” del tratamiento frente al coste para el paciente, haciendo que muchos se peleen con sus compañías de seguros debido al coste del tratamiento.

Uno de los episodios muestra las aplicaciones de la tecnología en un clima cambiante. A causa de la crisis climática, Nueva Zelanda está sufriendo un aumento en el número de roedores, una especie invasiva que amenaza la población de la avifauna autóctona. A través de la ingeniería genética el doctor Kevin Esvelt, un desarrollador evolutivo que aparece en la serie, espera promover un proceso llamado deriva genética en los roedores que consiste en una tecnología creada para trasmitir un conjunto específico de genes a toda la población a través de la cría. Aunque solucionaría el problema, los neozelandeses temen una eugenesia y un colapso ecológico.

Pero no son los únicos que están preocupados. La serie está plagada de los sentimientos ambivalentes que experimentan los científicos que son muy cautelosos a la hora de inclinar la balanza hacia un posible futuro distópico. Hasta la Dra. Doudna, la científica que descubrió en cooperación la secuencia genética CRISPR, expresa constantemente la necesidad de andarse con pies de plomo con respecto a la ingeniería genética. Los científicos, a los que ya no les preocupa si la tecnología funcionará, temen que esta pueda ser utilizada contra las personas y para empujar al mundo hacia su perdición. Kaufman describió su cautela: “Estas personas ya están viviendo de una manera los dilemas del mañana, la ética del mañana, el mundo financiero del mañana y podemos aprender acerca del futuro gracias a ellos.”

El doctor Esvelt fue pionero en la técnica de deriva genética que con suerte tal vez pueda atenuar parcialmente los efectos del cambio climático. Pero, incluso él mismo subraya: “la prospectiva de una ola de cualquier ser genéticamente modificado que barra generación tras generación, expandiéndose a ciudades, a países, es absolutamente aterradora”.

A pesar de que él decide explorar lo desconocido pese a su ambivalencia, otros no son tan optimistas acerca del uso y del desarrollo de la tecnología. En la serie, el ecologista Jim Thomas describe la magnitud potencial de esta tecnología: “Para mí, esta sería la tecnología de mayor influencia que he visto desde la energía nuclear”. Desde el punto de vista político, la tecnología produce asombro. La activista Dana Perls plantea esta cuestión: “La ingeniería genética suscita el problema del control. ¿Quién se aprovecha de ella? ¿Quién la controla? Las empresas agrícolas, químicas y las grandes compañías están interesadas porque les permite controlar la naturaleza”.

Egender reconoce que el miedo tiene su razón de ser pero opta por considerar la tecnología desde otro punto de vista: “Puede haber razones para temer a la tecnología. Sin embargo, pienso que lo cierto es que, como sociedad, necesitamos comprender mejor esta tecnología y empezar a debatir sobre el tema para que juntos podamos tomar algunas de estas decisiones en vez de dejarlo todo en manos de las personas que están al tanto, de las personas que trabajan en laboratorios y de aquellas con poder”. Kaufman estaba de acuerdo: “Muchas personas que oyen hablar sobre este tema por primera vez reaccionan con miedo”. Añadió: “Como sociedad, lo mejor que podemos hacer es no tener miedo y abordar el tema para llegar a entender concretamente lo que opinamos, hasta qué punto no deberíamos llegar o hasta cuál sí, pues podría permitir que un niño vea o podría permitir que las personas de Burkina Faso dejaran de padecer una terrible enfermedad que la gente del resto del mundo no padece...”

Selección Antinatural muestra la preocupación de muchos y la esperanza de otros, enhebradas en un amplio abanico de posibilidades para crear un futuro mejor. Si bien muchas cosas puede que no sucedan nunca, una queda clara: “Gracias a la historia de la humanidad, sabemos muy bien que no volveremos a cerrar la caja de Pandora. Esta tecnología ha llegado. Se va a utilizar”, dice Kaufman. Aunque solucionaría duda que la serie consiga cambiar la opinión pública, espera que muestre tanto los beneficios como los riesgos de la ingeniería genética: “No pretendemos que alguien decida cuál es su posición basándose en una serie de Netflix. Esperamos que la gente aprenda de una serie de Netflix.”