Estereotipos raciales

POR Dan Siddorn REVISADO POR Alfredo Castro

En retrospectiva – hace más que dos décadas que se estrenó - La guerra de las galaxias: Episodio I - La amenaza fantasma es un regreso bienvenido, aunque no perfecto, a la tan exitosa franquicia de Star Wars.

Hay tantos aspectos encantadores en la primera-pero-cuarta película, a menudo calumniada, de Star Wars: los planetas nuevos que ampliaron la galaxia ficcional (en particular, Naboo, el planeta lozano y monárquico); la política preimperial; un villano escalofriante, Darth Maul; y los droides de batalla incompetentes quienes le dan cierta ligereza a las secuencias de enfrentamientos y disputas violentas. Dicho esto, hay un espectro incómodo que se cierne sobre esta película y no es una Inmaculada Concepción para los midiclorianos. El universo de Star Wars ha poblado el cosmos con varias especies imaginativas y creativas, desde los Wookiees y los Ewoks hasta los Twi’lek y los Kaminoanos. La amenaza fantasma introduce elementos de tres especies nuevas: Jar Jar Binks de los Gungan, Nute Gunray de los Neimoidianos, y Watto de los Toydarianos. De manera desagradable, los tres son codificados racialmente mediante el uso de estereotipos vocales, físicas y de conducta.

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Jar Jar Binks es vilipendiado como el peor personaje en toda la galaxia, y tal vez con buena razón. Binks es patoso, muy incompetente y tiene un porte pueril. Según parece, un personaje que se creó para hacer reír los niños, aunque los droides de batalla alcanzan esa meta con mayor éxito, pronto Jar Jar se convierte en un estorbo para los héroes, y un fastidio para la audiencia. Algunos han alegado que Jar Jar se construyó parcialmente por los estereotipos de los jamaiquinos. Debe destacarse que Binks se interpretaba por Ahmed Best, un neoyorquino afroamericano, quien ha descrito el impacto negativo en su salud mental como consecuencia de la reacción violenta sobre Binks. La audiencia debe decidir si el hecho de que Binks se interpretaba por un hombre negro invalide las críticas de la codificación racial y los estereotipos. Me predispone a creer que no.

Los Neimoidianos no son mejores que los Binks. Una especie cobarde pero malévola que se asemeja lagartos, los Neimoidianos dirigen a la Federación de Comercio; dominan y manipulan los asuntos comerciales de toda la galaxia y contribuyen a instigar a las Guerras Clon de la siguiente película. Los Neimoidianos, descrito por unas comentaristas online como “típicos villanos asiáticos”, tienen características físicas y de personalidad que algunos han comparado a los asiáticos orientales. Notablemente, esta interpretación se fundamenta un poco en la realidad; fue el propio director el que pidió al actor que interpretaba el Virrey Neimoidiano imitar la lectura de las líneas de un actor tailandés.

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Watto, asimismo, se puede interpretar como un estereotipo molesto para los judíos. Un dueño de esclavos insectil con una gran nariz aguileña, un acento vagamente yiddish y una actitud codiciosa; Watto se ha descrito por el escritor Aaron Friedman como “la única representación que nosotros como judíos tenemos en la franquicia de Star Wars”. La propiedad de esclavos de Watto – a saber, Anakin Skywalker y su madre, Shmi – se puede interpretar también en cuanto a las teorías conspirativas sobre la gente judía y la trata de esclavos. Todo esto sugiere, de manera poco agradable, los estereotipos raciales.

Quizá estos puntos de vista sean simplemente – como algunas facciones online sostendrían – hipersensibles, hipercríticas e hiperpedantes; tal vez representen a una generación culturalmente canibalesca, de “snowflakes”. O quizá no. Estas críticas de la codificación racial no son nuevas: de hecho, estas críticas han existido casi tanto tiempo como la película misma. Un articulo publicado en The Independent del Reino Unido, menos de un mes después de la fecha de estreno, con el título: “Star Wars acusado de los estereotipos raciales” resumió las críticas de la época sobre Jar Jar, Watto y los Neimoidianos. Otro articulo publicado en The Baltimore Sun al mismo tiempo titulado: “Ver el racismo en Jar Jar es ver una amenaza fantasma” tomó el otro lado de la discusión, rebatiendo que los críticos espectadores adultos solamente “les gusta quejarse” y “faltaron a la niñez y llegaron tempranas a ser cascarrabias”.

Sin embargo, yo argumentaría que estos puntos de vista son legítimos y no hipersensibles ni hipercríticas; representan una problemática en usar los estereotipos raciales para construir los extraterrestres imaginarios. Al hacerlo, se confirman esos estereotipos, pero subconscientemente crean prejuicios raciales. Los Gungan, los Neimoidianos y los Toydarianos no existen en la realidad, pero los jamaiquinos, los asiáticos orientales y los judíos existen. Star Wars se ambienta en una galaxia muy, muy lejana…pero no lo suficiente lejana de los estereotipos raciales.