Preparar a los niños británicos para la vida después del Brexit: enseñarles otra lengua

POR Dra. Kim Ridealgh   TRADUCIDO POR Ana Lizarán Mondéjar

Las negociaciones formales para sacar a Reino Unido de las complejidades de la Unión Europea ya están en marcha. Es evidente que, con vistas al futuro, la nueva relación de Gran Bretaña con la UE requerirá una nueva dinámica de comunicaciones comerciales y políticas, lo cual es poco probable que ocurra en inglés.

Cuando Reino Unido salga de la UE no quedará ningún estado miembro cuya primera lengua oficial sea el inglés. “Ah”, dirá usted, “¿y qué hay de Irlanda? Allí hablan inglés.” Si, hablan inglés, pero la primera lengua oficial en Irlanda es el gaélico irlandés.

Para comerciar con la UE, Reino Unido necesitará negociadores de alto nivel que dominen el alemán, francés y español, que actualmente no tiene.

Además, la salida de la UE dará lugar a una restricción de inmigrantes de todos los países miembros. La necesidad de visados reducirá drásticamente el número de trabajadores que pueden venir a Reino Unido para cubrir puestos de trabajo para los que los británicos no están cualificados o no están dispuestos a aceptar.

Reconociendo esta brecha, el Ministerio de Relaciones Exteriores y de la Mancomunidad de Naciones y el Ministerio de Defensa han abierto centros internos de enseñanza para impartir clases en hasta 80 idiomas diferentes para sus empleados.

Ingles a nivel global

Gran parte de la falta de habilidades lingüísticas radica en el hecho de que, en los colegios de Reino Unido, los niños no aprenden lenguas extranjeras con la misma intensidad que sus países vecinos europeos.

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En Inglaterra en particular, los idiomas se consideran aburridos, irrelevantes o muy difíciles, por lo que muchos dejan de aprender una lengua a temprana edad. El “falso amigo” del inglés a nivel global aporta una valiosa base para estas ideas.

Por el contrario, en el resto de Europa, los jóvenes entienden la necesidad de hablar al menos otro idioma para sus perspectivas de futuro y cuentan con el apoyo de un gran sistema holístico de enseñanza de idiomas.

Desde 2002, ha habido un descenso del 16% en las solicitudes para estudiar un idioma en las universidades británicas. En educación secundaria, el descenso ha sido aún mayor: el número de alumnos que estudian para obtener el CGES (Certificado General de Educación Secundaria) en un idioma ha caído un 41%. El número de jóvenes que estudian francés, alemán y español en bachillerato también ha disminuido un 22% en los últimos 14 años.

El alemán se ha llevado la peor parte, con un descenso de alumnos que lo cursan en bachillerato de un 45%.

Aprendizaje de lenguas

La falta de profesorado cualificado (se necesitan casi 3500 profesores de idiomas más para cubrir la demanda en Gran Bretaña) junto con una reducción en la provisión y los recursos, son sólo algunas de las razones de este descenso nacional en la elección de los jóvenes de estudiar un idioma en educación secundaria.  

Esto sucede a pesar de que, en educación primaria, se pueden estudiar idiomas de alguna forma en casi todos los colegios de Inglaterra. El fracaso del EBacc inglés a la hora de involucrar plenamente a los jóvenes con los idiomas también se ha señalado como otro factor contribuyente.

Motivar a los jóvenes es también un gran reto para los profesores. En el momento en el que la moral de los profesores de idiomas está baja, puede ser difícil hacer ver a los jóvenes la importancia de aprender idiomas para su vida y futuro empleo. También puede ser difícil hacer ver a los niños el disfrute de aprender un idioma.

Parte del reto es la dificultad de los exámenes del CGES y bachillerato. Como señala el British Council: La dificultad comparativa de los exámenes de idiomas en relación a otras asignaturas, y la bien conocida dureza e inconsistencia en la manera de calificar, están desmotivando profundamente a profesores y alumnos.

Competencias transferibles

Sin embargo, con una mayor inversión en las disposiciones lingüísticas en institutos, la necesidad de formar posteriormente a adultos en idiomas mientras trabajan no sería necesaria.

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Esta falta de habilidades lingüísticas en todos los sectores de empleo le cuesta a la economía de Reino Unido cerca de 48 mil millones de libras al año, y las Cámaras de Comercio británicas apuntan como uno de los principales factores del crecimiento económico el hacer obligatorio el aprendizaje de idiomas en educación secundaria.

Es en este punto en el que normalmente me preguntan: “pero si Gran Bretaña sale de la UE, ¿por qué siguen siendo importantes los idiomas?” Y mi respuesta es siempre la misma, es precisamente porque Reino Unido sale de la UE por lo que los idiomas son aún más importantes. No sólo para evitar que actitudes aislacionistas sigan evolucionando, sino también para garantizar que los jóvenes tengan las habilidades que necesitan para tener éxito en un mercado laboral globalizado.

Y no se trata sólo de aprender una lengua: los idiomas abren puertas, mejoran la movilidad, la conciencia intercultural, la empatía y la confianza de los jóvenes que los estudian.

El beneficio de las competencias transferibles que los jóvenes obtienen del aprendizaje de una lengua es probablemente más valioso que el idioma en sí. Y también, limitar el acceso de los jóvenes a los idiomas simplemente significa no prepararlos para un mundo nuevo después del Brexit.