La vuelta al mundo en 80 sueños


POR Eva Steiner
REVISADO POR Patricia Revilla

Para el sexto número de La Taberna, tuve el placer de entrevistar a Luis Benítez, quien está haciendo un proyecto fascinante llamado “Vam8os”, del cual habla en profundidad en la siguiente entrevista. Durante la misma me sentí como si Luis fuera mi alma gemela. Es alguien admirable, así que espero que os guste tanto como a mí conocerle un poco más.

Eva Steiner: Luis, el nombre de tu proyecto es “Vam8os” – ¿cómo se pronuncia correctamente? ¿Fue idea tuya?

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Luis Benítez: Pues mira, yo le llamo “vamos”, por la similitud con el verbo y porque indica movimiento. Pero si te fijas, cada letra de la palabra “Vam8os” es la inicial de mi proyecto, que es “Vuelta Al Mundo en 80 Sueños”. Viene de que, a mí me gusta mucho leer, y en general me encantan los clásicos como la novela de Julio Verne “La vuelta al mundo en 80 días”. Y como el tema de fondo del proyecto son los sueños no se me ocurrió nada mejor que cambiar el título y sustituir “días” por “sueños”.

E. S: ¡Que buena idea! ¿Cómo explicarías tu proyecto ‘Vam8os’ a alguien que todavía no sabe nada de él?

L. B: Mi proyecto tiene un objetivo muy claro: demostrar que todos los seres humanos tienen motivaciones de vida y sueños por los cuales luchar para alcanzar la felicidad. Independientemente de las circunstancias que tenga el ser humano – aquí, en Tailandia, en China, en África o en Estados Unidos – el fondo y la esencia de ese ser son los mismos. Y como a mí el tema de los sueños me fascina y creo que no ha sido investigado lo suficiente, me hacía mucha ilusión conocer diferentes culturas para compararlas entre sí. Quiero pasar varios meses en diferentes lugares del planeta y cuando haya podido abrazar a gente de muy diferentes tipos y haya sacado conclusiones de la enseñanza de cada uno de ellos, podré terminar mi ruta. Después lo plasmaré en libros, fotografías y videos con el objetivo de aprender de las diferencias y encontrar lo común en todos los seres humanos.

E. S: Suena genial este proyecto. ¿Qué te inspiró a llevarlo a cabo?

L.B: Sabes que yo investigo los ensueños, los daydreams. Pero en este caso, lo que motivó el comienzo fue precisamente un sueño que tuve una noche en el que aparecía un vagabundo y me daba una especie de discurso inspirador acerca de la felicidad y los sueños. Me preguntaba si yo era feliz, y en ese momento me desperté sin responder, y me quedé tumbado en mi cama, mirando al techo preguntándome si yo realmente era una persona feliz y hacía todo lo posible por serlo. Una semana después fui a España de vacaciones, porque yo en aquel momento vivía en Holanda, y me encontré un libro en blanco en el trastero de mi casa, en cuya portada estaba escrita la palabra “sueños”. Entonces sentí que ese libro era una señal que me estaba poniendo el universo para cambiar mi vida y empezar un viaje y poder rellenar aquellas hojas en blanco. Algo que suena un poco mágico, pero es real.

E. S: Sí, ¡suena mágico! Entonces, para tu proyecto tienes que hablar con personas de diferentes partes del mundo, pero ¿cómo eliges con quién hablar?

L.B: Pues, es cierto que había concertado algunas entrevistas previamente, como una con un superviviente del genocidio de Camboya de los años setenta, pero el resto de la gente con la que me he encontrado durante mis viajes, ha sido casual y, sin embargo, parecía estar allí puesta por el universo.

Durante estos cuatro meses que he estado en el Sudeste Asiático he salido a la calle y no he parado de caminar, abierto a encontrar el mundo interior de gente que no conocía. No es necesario que la gente tenga una vida fascinante porque, de lo que me he dado cuenta es que, absolutamente todas las personas tienen un mundo interior increíble y una historia que contar. Cuando hablas del tema de los sueños y aspiraciones, es algo tan especial y necesario, que la gente se abre de un modo sorprendente. Sienten la necesidad de compartirlos contigo porque es un mundo súper mágico y donde está nuestra parte más infantil: el creer que todo se puede lograr. Es como el rincón donde guardamos todas las ilusiones y lo que nos hace felices, pero en el día a día lo tenemos muy abandonado, porque para nosotros el mundo real es otro. Y cuando llega alguien que te pregunta por ese rincón hace ilusión compartirlo, rescatarlo y preguntarse si estamos haciendo todo lo posible por realizarlo.

E. S:  ¿De qué manera viajas para tu proyecto?

L. B: En principio elegí el Sudeste Asiático como primer paso porque me atrae mucho la cultura asiática y me llamaba mucho la atención el budismo. De hecho, ahora practico la filosofía budista.

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Cada vez que elijo un destino preparo más o menos mi itinerario, pero también dejo que el viaje me sorprenda. En este caso, primero llegué a Londres y desde allí me fui a Tailandia, donde he pasado bastantes semanas recorriéndola. Subí por el norte, llegué a Laos y lo atravesé, después estuve en Vietnam y lo recorrí desde el norte hasta el sur, además de pasar unas tres semanas en Camboya también. Siempre voy solo y voy conociendo a gente por el camino y si estoy a gusto con alguna persona, cambio mi itinerario para quedarme más tiempo con ella. Y por eso, en ese sentido, el camino es muy abierto. Suelo dormir en hostales baratos porque es lo más cómodo, pero también me gusta mucho conocer a la gente local. He hecho dos voluntariados en Tailandia y en Camboya, y esto me ha dado la oportunidad – por ejemplo, en Tailandia, cuando enseñaba inglés a niños tailandeses – de dormir en casas de la gente local, que considero que es la mejor manera de aprender acerca de la cultura del lugar en el que estás.

E. S: Has dicho que al final quieres plasmar tus conclusiones en un libro. ¿Quieres escribir uno sobre cada etapa de tu viaje?

L. B: Sí, ésa es la idea. En principio quería hacer un libro de toda la vuelta al mundo, pero después de volver de Asia, me di cuenta de que había escrito tanto que, si continuaba así, iba a terminar con un libro de mil páginas. Lo que he escrito hasta ahora, de algún modo sentía que era necesario sacarlo a la luz, y también para tomar contacto con el mundo editorial y aprender de la situación para el futuro. El 25 de mayo presento, de hecho, mi primer libro; La Vuelta al Mundo en 80 Sueños. VOL I: El Sudeste Asiático.

E. S: Como has dicho que escribir es tu vocación, ¿tienes una idea de por qué te gusta tanto?

L. B: Escribir para mí es una manera de expresar lo que llevo dentro. Todos los artistas expresan mediante el arte, como en este caso la escritura. Es una manera de sacar lo que se lleva dentro y a mí me sirve también para organizar y aclarar mis ideas al verlas plasmadas en un papel. Además, descubrí que cuando alguien se sentía identificado con las cosas que yo escribía, yo me sentía aún mejor porque es maravilloso poder inspirar a otra persona. Y si, además, puedo hacer que las personas que me lean sepan que allá afuera existe un mundo muy diferente e injusto y sientan la responsabilidad de cambiarlo, pues, mucho mejor aún.

E. S: Qué bien dicho. Y, ¿qué esperas de este proyecto, qué ganas con él y cómo crees que te va a cambiar la vida?

Luis Benítez: Este proyecto ya me ha cambiado completamente. Ahora soy una persona mucho más espiritual y más consciente de que la vida que tenemos en los países occidentales y ricos, supone un porcentaje muy pequeño del planeta. La mayor parte de las personas viven en la pobreza y en condiciones mucho peores que la nuestra. Pero eso no quiere decir que sean menos felices, pues he visto muchos sitios donde la gente no tiene nada y es muy feliz. Pero también he visto otros sitios en los que hay niños desnudos en la calle que no tienen para comer, y eso sí que es injusto, porque esa gente ni siquiera tiene acceso a la felicidad. El dinero no da la felicidad, pero la consecuencia del capitalismo tan desgarrador y de la injusta globalización que tenemos en el planeta es que haya muchos sitios donde la miseria sea el pan de cada día.

También he comprobado que hay una diferencia muy grande entre saber y vivir: todos podemos saber fácilmente que hay gente fuera que necesita ayuda o que el dinero no da la felicidad, pero realmente solo se aprende viviéndolo, saliendo de casa, saliendo de nuestro país y yendo a sitios donde todo es diferente.

E. S: Luis, ¿has tenido momentos en los que has perdido un poco de confianza en tu proyecto?

L. B: Pues, no sólo en mi proyecto, sino confianza de forma general. He atravesado momentos muy duros con situaciones que me han llevado a experimentar una crisis existencial grande en la que me sentía como el pedacito de tierra más insignificante del mundo. Te sientes muy falto de confianza, no le encuentras sentido a lo que haces ni a nada en la vida. Una crisis así yo creo que es necesaria, en cierto sentido, para mejorar como persona. El que ya la ha tenido sabe perfectamente de lo que hablo, porque yo creo que es un momento de madurez en el que te das cuenta de lo verdaderamente importante. Y no es fácil porque debes asumir muchas cosas a la vez. A mí me llegó estando en Tailandia, y por eso acabé en un retiro espiritual en las montañas al norte del país, en un monasterio con unos cinco monjes budistas que me enseñaron a meditar. Entré allí con un estado emocional realmente malo y no dejaba de pensar. Fue un momento de duda, miedo y desconfianza, fue muy difícil.

E. S:  ¿Qué hiciste?

L. B: Básicamente, lo que a mí me ayudó mucho fue la meditación porque me di cuenta de que la vida es maravillosa, y recuperé un poco el sentido. Empecé a querer ser mejor persona y a trabajar por acabar con los malos sentimientos y malas sensaciones que todos tenemos. Y meditando te das cuenta de que el verdadero ‘yo’ que tenemos todos no es una persona egoísta ni falta de confianza o celosa, sino que es algo muy diferente a eso.

E. S: Que buena conclusión que has sacado de esta experiencia tan difícil. Entonces, cambiando de tema: me encantan las fotos de tu página web. ¿Te gusta la fotografía?

L. B: ¡Muchas gracias! Me gusta mucho la fotografía, pero no he hecho nunca ningún curso, y si me preguntas por cosas técnicas no soy muy entendido. Pero sí me he dado cuenta de que a veces lo más importante de una foto no es sólo su calidad técnica, sino que te cuente una historia y te haga sentir algo. Es cierto el dicho “una imagen vale más que mil palabras” porque hay ciertas fotos que basta con mirarlas durante un segundo para captar la esencia que, a lo mejor, luego tardas más de cinco minutos en contar. ¡Pero una sola palabra también te puede decir más que mil! Es que soy muy amante de la escritura y entonces a mí las palabras también me dicen mucho.